domingo, 16 de septiembre de 2018

Clásicos Del Metal: Wasp - Wasp - (1984) -

Wasp - Wasp - (1984) - 
El debut de Blackie y los suyos, está cumpliendo en este 2018, apenas 34 años.
La irreverencia, el salvajismo y la crudeza a flor de piel, hizo de esta placa un clásico instantáneo, casi esencial para cualquier fan del heavy metal tradicional. Un disco plagado de riffs pegadizos, directos, sumados a estribillos sencillamente irresistibles.
En tren de justicia, la imagen impactante de la banda, en cierta manera a mi humilde opinión, siempre estuvo más en la palestra que la música en si misma. Creo, sin temor a equivocarme que estamos ante otro disco que sumó pergaminos, a medida que se añejaba.

Poco más de tres décadas han pasado de su edición y el álbum aún no haya perdido su encanto inicial, y las canciones todavía suenan tan frescas, crudas y pesadas como cuando vieron la luz.
A principios de los 80, cuando el glamour y el hair metal comenzaban a emerger, la banda se aparta de la lírica convencional y si bien cae en ciertos lugares comunes, como el sexo, también podríamos 
decir…qué banda de glam tenía sangre, motosierras, o letras sobre la tortura? Claramente WASP era la contracara de las bandas posers (?) de la época y su carta de presentación es inmejorable
Como no rendirse ante himnos como I Wanna Be Somebody, L.O.V.E Machine, On Your Knees, que invitan a vociferar con el puño en alto como poseídos es francamente inevitable. Lo fue a los 20 y lo sigue siendo después de los 50. Pocas baladas de la época desgranan sentimiento como Sleeping (Into The Fire) a partir de un Blackie irrepetible en ese canto melancólico. Por otra parte, temas como School Daze, The Torture Never Stop, The Flame, o la fabulosa Hellion, son las que acompañan en gran manera a ese puñado de clásicos que nos ofrenda este debut.



La producción de Mike Varney les da un sonido absolutamente identificatorio y que los pone un par de escalones por sobre sus contemporáneos en el gran país del norte. Con el tiempo, Blackie demostraría una maduración compositiva muy importante y hasta apenas entrados los 90´s, seguiría sorprendiéndonos. Después la ida del inefable Chris Holmes se haría sentir, casi trazando una analogía con lo que le significó a Queensryche la deserción de Chris de Garmo. Hoy, casi a los tumbos, WASP es apenas un bosquejo de ese resentimiento sonoro que resultó ser este bautismo. Está claro que ha pasado toda una vida, no solo a Lae)wless, sino a nosotros mismos, quienes cuando queremos volver a sentir que la adolescencia nos abría las puertas al mundo, seguramente elegiríamos discos como este como banda de sonido.
Clásico por donde se lo mire ...(y escuche).

Randy Piper - Chris Holmes - Tony Richards - Blackie Lawless - WASP 1984 - 


Clásicos del Metal: Queensryche - Empire - (1990)


Queensrÿche alcanzó su pico comercial en 1990 con el lanzamiento de su placa Empire, que en el día de hoy celebra el aniversario 28 de su aparición.

Si bien la banda de Seattle, había dejado la vara muy alta con su disco anterior, Operation Mincrime, quizás el cénit de su discografía, es en este cuarto álbum cuando la banda alcanza el triple platino en ventas y recibe una nominación al Grammy por Silent Lucidity, que es la canción que los pone en la consideración masiva. Pocos álbumes de Metal han excedido los límites del género, alcanzando, al mismo tiempo, un éxito masivo y una calidad musical singular. Empire es un buen ejemplo de esto último

A veces, en lo personal, me cuesta entender como una banda con unn potencial increíble como Queensryche, haya hecho todo en apenas diez años, y a partir de 1993/94, después de la edición de Promised Land, haya caído en una debacle compositiva tan notoria. Sin dudas la partida de Chris De Garmo ha sido el factor fundamental de esta merma artística y que no permitió a la banda volver a recuperar el nivel de sus primeros discos.
Los 90’s los encontraría sin el sostén compositivo en el cual Geof Tate se apoyaba para crear en aquellos primeros tiempos, y el querer incursionar por los sonidos que predominaban en esa década, mayormente de manera más que discreta, fueron haciendo de una banda distinta, una del montón, casi como que no se tratara de las mismas mentes privilegiadas de The Warning, Rage For Order y Operation...



De la mano del productor Peter Collins, intentan en este disco amalgamar el tinte progresivo que Queensryche venía conservando con el hard rock más comercial y vaya que lo logran. Temas como Best I Can, Jet City Woman, Another Rainy Night, Della Brown, Hand On Heart, o Anybody Listening?, son una clara muestra de esa diversidad. Musicalmente, "Empire" resulta ser brillante. Las guitarras de Chris DeGarmo y Michael Wilton combinan las melodías clásicas de Heavy Metal con líneas rítmicas llenas de semitonos, arreglos hipnóticos, pasajes acústicos y solos plagados de una sonoridad expresiva por demás. Estamos ante un disco perfecto ?...podría asegurar sin dudas que sí, pero es inevitable la comparación con su predecesor. Claramente es un disco distinto, pero no por eso menos grandilocuente para la historia de la banda. Casi un epitafio para una carrera de cuarenta años y que agotó su capacidad de asombro apenas pasados los diez.

Hoy, mientras Tate intenta recuperar parte de esta magia con su propia banda Geoff Tate's Operation: Mindcrime, sus ex compañeros mantienen el nombre original, con el clon de Geoff, Todd La Torre como cantante. Parafraseando a Aristóteles (?), claramente, la sumas de estas partes, está lejos de ese todo que significó aquella primera versión de Queensryche, que empezaba a despedirse de sus musas mas lucidas, con la edición de Empire


Eddie Jackson - Chris De Garmo - Geof Tate - Scott Rockenfield - Michael Wilton - 



Clásicos Del Metal: Black Sabbath - Born Again - (1983) -




Born Again - (1983) - 
Para 1983 el hermoso sueño de la fusión Dio-Black Sabbath se había esfumado, y el futuro de la leyenda, entraba otra vez en la nebulosa.
Volver a emerger, no sería fácil y mucho menos alcanzar la vara que había dejado el enano mágico. Barajar y dar de nuevo era la misión.

La primera apuesta, que quizás haya sido apenas un bosquejo, fue pensar en Robert Plant y en David Coverdale, y, por otra parte, cuenta la leyenda que el entonces ignoto Michael Bolton había intentado audicionar mediante el envío de una cinta.
Sin embargo, es Don Arden, (el mismísimo suegro de Ozzy), quién acababa de tomar las riendas del management de Black Sabbath es el que les sugiere el nombre de Ian Gillan, y tras el visto bueno de Iommi, Black Sabbath volvía a posicionarse para recuperar su lugar. Sin embargo, la relación entre el cantante y sus compañeros, nunca terminó de cuajar definitivamente ya que en cierta manera Ian nunca estuvo demasiado convencido de unirse a Black Sabbath, porque entendía que la banda cierto mensaje negativo. Hasta se llegó a decir que fue la discográfica Vértigo quién obliga a Gillan a ser “miembro estable” del grupo. Y un detalle no menor es que sería el último disco de estudio con Bill Ward a quién los excesos y el alcohol le estaban pasando una factura muy excesiva.
Grabado en los Estudios Manor, de Oxfordshire y a 35 años de su lanzamiento, sigo pensando lo que en aquel lejano 1983. Born Again, quizás no esté dentro del púlpito de los clásicos de la banda, pero merece un lugar dentro de lo mejor que hayan editado en su historia. Hoy podemos decir que le ha ganado al tiempo claramente, y como tantas otras obras, ha obtenido con los años ese reconocimiento que se le rehusaba en un primer momento. Estamos ante una de las obras más pesadas, más densas y más oscuras que haya parido la banda.


La furia del arranque con Trashed, nos muestra a un Gillan prendido fuego, lo que sería una constante a lo largo del álbum y que encontraría en el épico tema título su momento más dramático y brillante, en la que es, a mi juicio, una de esas canciones emblemáticas que han quedado olvidadas y sin Gillan, son irrepetibles. En apenas nueve canciones Black Sabbath vuelve a mostrar el camino, imposible no identificar a la banda a la hora de canciones como Disturbing The Priest, o esa maravilla llamada Zero The Hero, con uno de esos riffs made in Iommi que ha influenciado a cientos a la hora de empuñar una guitarra. La angustiosa melodía de Keep It Warm, la intensidad de Digital Bitch, tan cercana al entonces, en ciernes NWOBHM, o esa invitación a “headbangear” que es Digital Bitch, no hacen más que resaltar un disco soberbio a todas luces, que no solo sobrevivió al paso del tiempo sino a una floja producción, en especial a la hora de la mezcla que, al parecer, estuvo en manos del amigo Geezer. 
Años más tarde, ya entrados los 2000, la idea de volver a mezclar el disco, rondaba en la cabeza de tanto de Iommi , como de Butler, pero las cintas maestras nunca fueron recuperadas y entonces se optó por una remasterización de la mezcla original. Más allá de los resultados, me sigo quedando con el sonido original, como detallé más arriba, oscuro, casi tenebroso por momentos y un tanto bajo para los cánones de Black Sabbath.
Antes de la gira presentación, Bill se baja del barco y es reemplazado por el ex ELO, Bev Bevan y durante casi nueve meses girarían presentando el disco, con la particularidad que incluían en el set list el clásico de Purple , Smoke On The Water, casi en tren de “gentileza”, para que el propio Gillan pudiera, aunque mas no sea por un par de minutos, volver a sus días teñidos de púrpura.
En definitiva, un eslabón más no solo de la carrera de la banda sino de un año fundacional para esto del rock duro. Las bases en las que aún se cimienta el género , sin dudas han sido sentadas en ese glorioso 83.



Butler- Gillan-Iommi-Evan -  La formación con la cual Black Sabbath salió al ruedo a presentar Born Again, después de la salida de Bill Ward