domingo, 14 de agosto de 2016

Riot V en Argentina - Uniclub - Viernes 12 de Agosto de 2016 -


Llevo más de 24 horas tratando de encontrar las palabras adecuadas para comenzar esta review, y no hago más que caer en lugares comunes. 
Hay un colección de adjetivos calificativos remanidos y siento que no expresarían lo que sentí anoche en Uniclub.
Esperar una banda durante 30 años, con todo lo que eso implica, genera una acumulación de expectativas y sensaciones que no siempre van de la mano. Y más aún después de la postergación de la fecha original del 1° de Abril.
Esas ansiedades acumuladas me llevaron a Uniclub temprano. No había terminado de pasar la puerta cuando arrancaron los chicos de Criptofonia. El panorama, en ese momento, era desolador, apenas una veintena de estoicos metaleros recorrían el lugar con absoluta tranquilidad. Mientras que en las afueras del lugar, tampoco era una avalancha de gente, lo que por un momento me hizo dudar acerca de la convocatoria de los neoyorkinos.
Afortunadamente, con el paso de los minutos, esas dudas comenzaron a disiparse rápidamente. Durante los shows de Incerceptor y Malacara, los rezagados comenzaron a poblar el recinto, y pasadas las 23, cuando Riot V salió a escena, el lugar estaba prácticamente colmado.
A mis 53 años, debo hacer memoria acerca del tiempo que no llevaba a mi humanidad al extremo de cuasi fusionarla a la valla de contención, a centímetros del escenario.
Después de la intro característica...las violas al frente nos indican el destino...Narita...y ya nada fué igual. El emblemático instrumental, casi de forma instantánea, me llevó a mis lejanos 19 años, cuando conocí a la banda gracias al disco bautizado como la ciudad japonesa. Ya había perdido la noción de cuando fué la última vez que encontré a mi mismo poseído por esa pasión llamada heavy metal, forzando mi garganta a la afonía y elevando mi puño en clara señal de batalla.
Tras Ride Hard Live Free, de su último disco, arrinconaron mi humanidad con una trilogía extraída del eterno Thundersteel , como Flight Of The Warrios, Fight Or Fall y Johnny´s Back, a la que intercalaron con un par de gemas de antaño como Altar Of The Kings y Fire Down Under.

Todd, Mike &  Don. Noche histórica de metal en Buenos Aires






















El show bien podría haber terminado ahí. Yo ya no tenía nada para reclamar y cuando Todd Michael Hall, simplemente dice que ellos pertenecen a la vieja escuela, arremeten con Hard Lovin Man del inmenso Restless Breed (1982). Una de mis canciones preferidas de toda su discografía, esas que jamás pensé poder escuchar alguna vez en vivo, retumbaba en mi cabeza al borde de la inconciencia.
Mientras tanto la imponente imagen de Don Van Stavern, preponderaba en escena aporreando sus cuatro cuerdas, y cada tanto acercándo un trago de whisky a los afortunados que estábamos ahi, literalemente, a sus pies.


Mark Reale también estuvo en Uniclub
La adrenalina in crescendo gracias a mazasos literales como Metal Warrior, Sign Of The Crismon Storm, o la frenética cabalgata de ese himno que formó parte de The Privilage Of Power (1990), Black Leather And Glittering Steel, que sencillamente decretó el knock out. 
A esta altura, Riot V había puesto de rodillas a centenares de verdaderos metaleros, en especial a quienes con algunos kilos de más y unos cuantos pelos menos, cruzamos largamente la cuarta década.

Don y Lance, a pleno
Es quizás con Angel Eyes, que el público se toma un respiro y no vive tan al palo el momento, casi en una especie de calma que precede a la tormenta.
A todo esto la banda, impecable, sólida y avasallante, en especial desde esas guitarras de Mike Flyntz y  Lance Joseph Barnewold, quién llegó a Buenos Aires en lugar de Nick Lee, lejos del virtuosismo, apelaron a la entrega durante toda la noche, desgranando la historia desde esos riffs inolvidables.
Durante toda la noche, la interacción entre los músicos era una clara demostración que los tipos estaban disfrutando plenamente del concierto, casi conmovidos por la entrega de un público que estaba absolutamente entregado.
La albiceleste no podía estar ausente


Todd, estuvo sencillamente magistral, manejando la escena "a piacere", participando con el público, viniendo a estrechar las manos de quienes estábamos adelante, y desde lo vocal en una noche fantástica, sin forzase aún en las notas más altas, y haciendo propias las canciones ajenas. Y por el lado de la base, de Don  y Frank Gilchriestch, monolítica y sin fisuras, cerró el combo perfectamente.
Para la recta final del show, y la confirmación de un setlist soñado, desparramaron clásicos inoxidables como Sword And Tequila, Road Racing, y Thundersteel que llevó al paroxismo 
literalmente a la gente.
Todd dándo cátedra
El cierre con Tokyo Rose y Rock City, sirvió para calmar un poco las aguas, y una vez que la banda se perdiera tras el oscuro telón, empezar a creer que los que estuvimos ahí, fuimos testigos de algo irrepetible.
Es en ese momento cuando empecé a notar a mi alrededor a un público conmovido, incrédulo de lo que había presenciado. Era mirarnos, morder el labio inferior y menear la cabeza, algo que subtitulado sería algo así como "No se puede creer".
Vaya a saber uno si la banda decide volver alguna vez, pero seguramente jamás podrá ser como la noche de anoche, sencillamente porque, en muchos casos la primera vez nunca se olvida, y esta es una de ellas.
Más de cuarenta años de historia resumidos en poco más de una hora y media, y una veintena de canciones, de una banda que supo sortear el paso del tiempo y la pérdida de su lider con hidalguía. 
Souvenir
La nueva versión de Riot, encarada por Don Van Stravern, lejos de querer lidiar con la historia supo reinventarse a si misma y respetar el legado de Mark Reale , manteniendo en alto sus banderas y asegurarse ese lugar en el "Altar de los Reyes". 
Mientras releo esta reseña, compruebo lo que dije al principio y una catarata de lugares comunes intentan expresar lo que se sintió la noche del viernes en Uniclub.
Pero después de todo, hay momentos que los sentimientos no se pueden expresar con palabras y es evidente que no fuí capaz de saber transimitirlo, al menos hoy.
Quienes estuvieron ahí, sabrán entenderme, desprenderme de la adrenalina me llevó horas.
        The power of his sword we feel....Thundersteel!!!!!




El corolario de una noche perfecta, fué haber recibido en mano en un momento del show y de la propia mano del bajista, la púa de Donnie Van Stavern, que pasará a formar parte de esos recuerdos incunables rescatados en tantos años de metal.
Sin dudas una de esas noches que aquellos que estuvimos allí guardaremos en un rincón privilegiado de nuestra memoria. Esos rincones donde solo atesoramos esas cosas que nos marcan, donde un collage de sensaciones retumbarán, cada vez que decidamos regresar a esa noche del Viernes 12 de Agosto de 2016.

Mike Flyntz, Todd Michael Hall, Lance Joseph Barnewold, Don Van Stavern & Frank Gilchriest
RiotV Line Up South American Tour 2016